Tantos años sin hacer retratos a lápiz, y el encargo de Torres me ha despertado el gusanillo. El blanco y negro me ha llevado a un clásico, Casablanca. Y más concretamente a su actriz protagonista, la bellísima Ingrid Bergman.
Una película imprescindible. Se cuenta que su director, Michael Curtiz, fingió que no sabía el final, con el objetivo de que los actores tuvieran el mismo desconcierto que sus personajes en cuanto al destino que les esperaba. Sólo Bogart lo sabía dado que su contrato de gran estrella le daba el derecho de aprobar el guion.
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